martes, 13 de noviembre de 2012

"Me voy a soñarte, ahí no puedes dolerme."

Era invierno y ella iba dando un paseo sola como de costumbre. Hacía frío fuera, así que decidió entrar en una cafetería a tomar algo.
Iba pensando en lo suyo, pero de repente, algo la hizo pararse a mirar. Un chico en la mesa de al lado la estaba mirando y sonriendo. Hacía demasiado tiempo que alguien no le dedicaba un sonrisa, y en el fondo, lo necesitaba.
Al día siguiente, volvió,a la misma hora. Él estaba en la misma mesa de nuevo y volvió a sonreirle. Se sentía muy especial cada vez que le veía y le miraba atontado.
Se prometía a sí misma que al día siguiente le hablaría, pero no era capaz de hacerlo.
Un día, reunió el valor suficiente y decidió que le iba a hablar. Hacía tanto tiempo que no se sentía ilusionada por algo...
Fue a la cafetería, como a diario, decidida a cambiarlo todo para mejor y con más seguridad que nunca. Se imaginaba la voz, el carácter y los momentos que podría pasar con ese chico, ese que ocupaba sus pensamientos cada día.
Llegó con muchas ganas y entró, pero
SORPRESA, el chico no estaba allí. Comprobó su reloj, las ocho
en punto, como siempre. Algo iba mal.
Se pasó allí la noche hasta que el local cerró. No pudo dormir y al día siguiente volvió, pensando que él estaría en su mesa para dedicarle una de sus perfectas sonrisas, pero no estaba.
Se pasó todo el invierno esperándole, pero él nunca llegó.
¿Dónde se habría metido el chico del que sin saber nada de él se había enamorado? ¿Le habría pasado algo? Demasiadas preguntas que nunca podría resolver, pero de algo estaba segura, era
el chico de sus sueños (en todos los sentidos).


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