domingo, 25 de noviembre de 2012
sábado, 24 de noviembre de 2012
Nada.
Me mandas escribir en un folio lo que siento: Nada.No queda nada sobre lo que escribir, nadie en quien pensar sabiendo que también piensa en ti.Podía tenerlo todo,pero no te podía tener a ti, entonces de que servía?Nada que hacer para perder el tiempo y dejar de pensar aunque sean 5 minutos en ti.Tenerlo todo contigo y nada si no estás.
Y mira que me advirtieron de que eras un cabrón,pero me creía más hija de puta que tú. Pensé que podía ganar en un juego en el que tu tenías ventaja, y demasiada experiencia.
"No te enganches a mí, es difícil dejar un vicio." Me repetías, y yo ciega, mirándote a los ojos y viendo mi sonrisa de tonta reflejada en ellos.
Seguíamos eso de "tú mi droga yo tu yonki" al pie de la letra, pero no me daba cuenta de que ya estaba enganchada a ti y que a pesar de ser la droga con los mejores efectos, era la más difícil de dejar.
Y ahora esto. Nada. Buscando aunque sea una pizca de esa droga, y cada vez con menos fuerzas para seguir.
Fumarnos el uno al otro, me encantaba esa rutina. Y ahora yo sola en mi cuarto comiendo techo por ti.
Que ingenua, jugaste conmigo y lo sabía bien, pero creía que podía ganar.
Unas gotas en el papel y dejar el puto folio en blanco, nada.
Miedo
Me podía el puto miedo. Miedo a perderte, a que dejaras de quererme y a enamorarme de ti justo cuando me olvidaras. Por culpa del puto miedo te perdí.Y ahora el miedo me impide recuperarte. Miedo a que no vuelvas, a que jamás recuperemos esos momentos juntos, a echarte de menos hasta el último de mis días, a que haya alguien que te quiera mejor (porque estoy segura de que no encontrarás a alguien que te quiera más que yo).
jueves, 15 de noviembre de 2012
"Déjà vú: tú y yo ya nos hemos olvidado antes."
La volvió a ver después de demasiado tiempo. Ya eran como desconocidos, nada que ver con lo que eran en un principio. Se volvió a fijar en ella (imposible no hacerlo). Siempre le había llamado la atención su perfecta sonrisa, pero a él no le engañaba como a los demás, veía a kilómetros sus ojos oscuros, de mirada triste.Iba caminando sola, con su melena suelta, la que tantas mañanas había acariciado él al despertarse. Se dio cuenta de que él la miraba y empezó a jugar con un mechón de pelo para distraerse. De repente, los recuerdos empezaron a inundarla. Recordó quién era él y los momentos que habían pasado juntos se le vinieron encima. Recordó lo mucho que le había echado de menos y empezó a lloverle por dentro, aunque no notó mucho el cambio, ya tenía el alma congelada desde que él se había ido.¿Qué hacía él ahí? Porque estaba segura de que no venía a por ella.Él se preguntaba lo mismo, no sabía por qué razón había vuelto allí, sabiendo que se la iba a encontrar. Supuso que la echaba de menos, pero su orgullo no le permitía aceptarlo. Ella se le acercó y le dijo,"Hola, he notado que me mirabas."Él solo pudo afirmar con la cabeza.Ella había aprendido bien eso de ser una hija de puta, lo había aprendido de él, y para hacerle más daño le dijo, "¿Te conozco?Me suena tu cara."Él se quedó frío, se esperaba cualquier cosa menos eso."Ah sí, a ti ya te he olvidado antes." Dijo ella. "Bueno, espero que no te importe que no me acuerde de ti, me centro en las cosas importantes, lo siento. Ten un buen día." Le sonrió y se dio la vuelta para irse.Él se sintió morir, no se imaginaba que ella hubiera podido olvidarle tan rápidamente cuando aún se acostaba cada noche pensando en ella. Lo único que le consolaba era saber que su sonrisa era forzada, y que sus ojos seguían con la mirada triste desde que él no estaba. El orgullo les había ganado esa batalla.
martes, 13 de noviembre de 2012
"Me voy a soñarte, ahí no puedes dolerme."
Era invierno y ella iba dando un paseo sola como de costumbre. Hacía frío fuera, así que decidió entrar en una cafetería a tomar algo.
Iba pensando en lo suyo, pero de repente, algo la hizo pararse a mirar. Un chico en la mesa de al lado la estaba mirando y sonriendo. Hacía demasiado tiempo que alguien no le dedicaba un sonrisa, y en el fondo, lo necesitaba.
Al día siguiente, volvió,a la misma hora. Él estaba en la misma mesa de nuevo y volvió a sonreirle. Se sentía muy especial cada vez que le veía y le miraba atontado.
Se prometía a sí misma que al día siguiente le hablaría, pero no era capaz de hacerlo.
Un día, reunió el valor suficiente y decidió que le iba a hablar. Hacía tanto tiempo que no se sentía ilusionada por algo...
Fue a la cafetería, como a diario, decidida a cambiarlo todo para mejor y con más seguridad que nunca. Se imaginaba la voz, el carácter y los momentos que podría pasar con ese chico, ese que ocupaba sus pensamientos cada día.
Llegó con muchas ganas y entró, pero SORPRESA, el chico no estaba allí. Comprobó su reloj, las ocho en punto, como siempre. Algo iba mal.
Se pasó allí la noche hasta que el local cerró. No pudo dormir y al día siguiente volvió, pensando que él estaría en su mesa para dedicarle una de sus perfectas sonrisas, pero no estaba.
Se pasó todo el invierno esperándole, pero él nunca llegó.
¿Dónde se habría metido el chico del que sin saber nada de él se había enamorado? ¿Le habría pasado algo? Demasiadas preguntas que nunca podría resolver, pero de algo estaba segura, era el chico de sus sueños (en todos los sentidos).
miércoles, 7 de noviembre de 2012
Otoño.
El frío le congelaba las manos, pero le daba igual, hacía mucho que su corazón también estaba congelado. Ya no tenía noticias de él, solamente se cruzaban de vez en cuando, pero eso de verle sonreír sin que ella no fuese el motivo no le hacía mucho bien. Cómo le jodía ver pasar el tiempo e intentar hacer todo por recuperarle, por que él consiguiera convertir su invierno interior constante en una puta primavera interminable. Había probado más labios después de los de él, pero eso sólo conseguía que deseara aún más volver a besarle. Y lo jodido de ese final había sido que se había dado cuenta de él cuando ya se había acabado todo. Se consolaba pensando, "ya encontraré a alguien que me quiera", pero todo era decepción tras decepción, y sin querer, él volvía a ocupar su mente. Por mucho que no quisiera, compararía a todos los amores de su vida con él, y sabía que vendrían más pero no mejores. Todas sus amigas le decían que le olvidara, que pensara en otros (pero era más fácil decirlo que hacerlo). Cómo le jodía repetirse a sí misma que no merecía la pena, y sentir que sí la merecía.
lunes, 5 de noviembre de 2012
Verano.
Llegó el verano, el calor, el buen tiempo. Todo parecía igual, pero las cosas cambiaban sin que ninguno de los dos se diese cuenta. Cada vez hablaban menos, solo ella hacía todo lo posible por verle. Ella notaba que le pasaba algo a él, pero él lo negaba. Las discusiones iban ganando a los buenos momentos, y las lágrimas reemplazaban a las sonrisas. Ella le seguía amando pero no estaba segura de que él siguiera sintiendo lo mismo.
Su "nosotros" se convirtió en un "él y ella" de la noche a la mañana. Dolía mucho, aunque el calor del verano lo hacía parecer todo menos doloroso. El sol la engañó y le hizo creer que podía vivir perfectamente sin él, y le apartó de su lado. Pobre de ella, su corazón no tardó en abrirle los ojos y demostrarle lo mucho que le echaba de menos.El verano cada vez se parecía más al puro invierno de su interior. A ella le dolía verle y no poder estrecharle entre sus brazos, con el frío que sentía dentro...De vez en cuando se encontraban y a ella le destrozaba saber que ya no la necesitaba y que había dejado de formar parte de su presente para ser su pasado.Con la de promesas que les faltaban por acabar de cumplir...y a él parecía no importarle en absoluto.Consiguió "olvidarse" de él, pero el muy cabrón volvía para recordarle lo felices que eran juntos, pero no tardaba en irse.No lo notó apenas, pero llegó la siguiente estación, empezaron a caerse las hojas de los árboles, y con ellas los momentos junto a él, que cada vez eran menos.
domingo, 4 de noviembre de 2012
Primavera.
Colores y un ambiente que te hace sentir lo poco que falta para el verano.
Le conoció cuando acababa el invierno, y para ella fue una de las razones para que la primavera le pareciera más bonita. Poco a poco hablar con él fue convirtiéndose en costumbre. Le encantaba estar a su lado y su amistad se convirtió en algo más. El primer día que él le dijo que la quería fue muy especial para ella, y no hablemos de la primera vez que la besó.
Eran muy felices juntos y se hicieron promesas que ningún mortal creería. Se prometieron "siempres", cosas imposibles que ellos estando juntos estaban seguros de que podrían cumplir.
Fue la mejor primavera de su vida, y a juzgar por lo que él decía, también la suya. No podían pasar un día sin escuchar la voz del otro. Parecía que la primavera no iba a acabar nunca, pero todo llega a su fin.
Recuerdos.
Momentos de tu vida que se te quedan grabados en la retina hasta el último de tus días. Algunos te hacen sonreír, sobre todo si se trata de algo o de alguien que aún tienes a tu lado. Los más jodidos son los recuerdos que te hacen llorar, aunque suelen ser los mejores de todos. Te hacen ver lo mucho que cambia tu vida. La cantidad de personas que prometieron estar en tu a tu lado hasta el final y ya ni siquiera te saludan por la calle. Las personas con las que pasabas horas hablando y con las que compartías algo de lo que los dos érais protagonistas. Los muchos momentos por los que lo hubieras dado todo por repetirlos y hacerlos realidad una vez más. Los momentos de los que te arrepientes, no porque hayan sucedido, sino porque no fueron como tú querías, o porque te hubiera gustado disfrutarlos más. Y ahora te paras a pensar en el "y si...", lo que hubiera pasado si hubieras actuado de otro modo, y te gustaría volver atrás en el tiempo. Pero simplemente no se puede, por eso, lo que tienes que hacer es disfrutar al máximo de cada segundo que vivas, no dudar, porque de mayor tendrás muchos bonitos recuerdos de los que estarás orgulloso.
sábado, 3 de noviembre de 2012
"Es bonito tener tanto que perder"
Despertarse, mirar al otro lado de la cama y que estés ahí. Empezar el día sonriendo y acabarlo de la misma forma. Ponerme una de tus camisas, hacer el café y que tú vengas por detrás, me abraces y me susurres un "buenos días, princesa". Vestirnos e ir a dar una vuelta a cualquier parte, siempre y cuando me lleves de la mano. Que vayamos a comer a un restaurante. Que me lleves en coche de compras y que con cada prenda de ropa que me pruebe me digas que estoy preciosa. Que lleves todas mis bolsas hasta que no te quepa una sola más en las manos. Que vayamos a tomar algo a cualquier bar y me hagas sentir que estamos solos. Que nos encontremos a tus amigos y les digas, "es ella". Que volvamos a casa y nos echemos en el sofá a ver una peli y comer palomitas (o comernos entre nosotros). Que me hagas de rabiar solo para decirme "anda tonta,con lo que yo te quiero...". Que me quede dormida y me lleves en cuello hasta la cama. Que me apoyes en tu pecho para que duerma y mientras tanto me acaricies. Que te aprendas de memoria mis lunares y que te encante recorrerlos uno a uno cada noche. Día tras día, la rutina a tu lado sería soportable, es más, me encantaría. No pido tanto, solo te pido a ti.
viernes, 2 de noviembre de 2012
Sin ti, ya no soy yo.
Con alcohol las heridas escuecen más. Pero qué más da que escueza si ya estoy acostumbrada al dolor. A ese puto hueco en el pecho desde que te fuiste. Y me la suda volver a abrir la herida una y otra vez, sé perfectamente que haga lo que haga la cicatriz va a quedar marcada, para recordarme lo que fuimos. Y que ahora no seamos nada me hace pensar en que nos tomamos las promesas demasiado a la ligera. Si prometes, cumple. Porque ni una sola de tus putas promesas queda en pie. Quizás a esas alturas la culpable fui yo. Ya no es culpa de quien promete, sino de quien lo cree. Y yo te creí, y mira si lo hice que aún te creo. Creí que estarías siempre a mi lado, que me querrías hasta el final. Un "siempre" del que no llegamos ni a la S.Y aquí sigo, sin ti. Con una botella de Vodka. Una más de mis adicciones sumada a la de pensarte y quererte. Y desde que no estás, bebo. Y vaya si lo hago, pero no para olvidar. Porque de lo de olvidarte ya me rindo, misión más que imposible después de que un "te quiero" saliera de tu boca después de besarme. Qué cabrón, sabías muy bien como hacerme tocar el cielo, pero también sabías perfectamente como hundirme mucho más abajo del suelo. Una y otra vez, me hacías subir más arriba del Empire State y me dejabas caer desde allí. Y yo como una tonta te hacía caso cuando volvías pidiendo perdón con esos ojos que me hicieron perderme. Sigo buscándote en el fondo de cada copa, sabiendo a ciencia cierta que no volverás y preguntándome que he hecho mal. Pero joder,yo te quería.
(Y te cuento un secreto, aún te quiero).
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