Eh, tú, vuelve.
Ven aquí y dame un abrazo de esos que me abrigaban hasta en pleno invierno.
Pero después no te vayas, no como hiciste las quinientas veces anteriores. Y si te vas, al menos deja la felicidad aquí.
Somos como una jodida montaña rusa. Subimos, un par de movimientos bruscos y ya empezamos a gritar. Y luego toca la peor parte de todas, esa que parece relajada, pero aún sigues con el miedo en el cuerpo, y sabes perfectamente que no acaba ahí. Que vuelves a caer y todo vuelve a dar vueltas a tu alrededor. Y se acaba, fin.
Pero cuando te bajas de la montaña rusa es cuando te das cuenta de lo bien que te lo has pasado en ella, de que ha habido buenos momentos, y, como gilipollas, nos volvemos a montar.
Pero ya estoy harta, me sé el puto trayecto de memoria, pero me sigue pudiendo la adrenalina.
Y tú con ese "una vuelta más" y yo con mi "vale,pero la última" que nunca cumplo.
Que con solo poner morritos ya me ganas, y quizás ese fue mi error.
Aunque pensándolo bien, te mereces todo por el simple hecho de que haces que adore los domingos y que mis martes 13 se conviertan en un 14 de Febrero.
Y eso de que sume todos los números que vea para ver si dan 8, no sé si me explico.
Bah, qué más da...me refiero a eso de basar mi felicidad en ti y en la mejor curva que he visto nunca (tu sonrisa).
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